Juan Manuel Correa: un regreso marcado por la tenacidad

Actualidad 16 de jul. de 2021

El 31 de agosto del 2019, la ascendente carrera deportiva de Juan Manuel Correa se puso en pausa. El recordado accidente en el circuito belga de Spa-Francorchamps, mientras disputaba la decimoséptima válida del campeonato de Fórmula 2 de ese año, le obligó a postergar su sueño de llegar a la máxima categoría del automovilismo, para concentrarse en su recuperación.

Juan Manuel es, sin duda, el piloto de origen ecuatoriano que más alto ha llegado en el automovilismo mundial, y el que más cerca ha estado de vincularse a la Fórmula 1. A temprana edad se inició en el karting nacional y estadounidense, disciplina en la que logró importantes triunfos como el campeonato mundial de la categoría Rotax Junior, en el 2013.

Su talento lo llevó a ser reclutado por el equipo Lotus F1 en el marco de su programa Junior Driver. Posteriormente debutó en la Fórmula 4 italiana, donde obtuvo tres primeros lugares con el equipo PREMA PowerTeam, lo que le permitió ascender al equipo Jenzer Motorsport de la Serie GP3 en el 2017, donde se mantuvo hasta el 2018.

Al año siguiente pasó a la Fórmula 2 (antesala de la Fórmula 1) como piloto del Sauber Junior Team. Allí consiguió dos segundos lugares en Azerbaiyán y Francia, resultados que el equipo consideró para permitirle realizar una prueba del Sauber C32 con el que ese equipo suizo disputó la temporada 2013 de F1.

Aquel sábado 24 de agosto fue un día que Correa nunca olvidará. “Fue una experiencia inolvidable. Completé alrededor de 300 kilómetros de pruebas en el día, tuve un excelente rendimiento y recibí muy buenos comentarios por parte del equipo”, declaró posteriormente.

Una semana después, con 20 años recién cumplidos, Juan Manuel llegó a la cita de Bélgica de muy buen humor. La experiencia de probar un F1 de la semana anterior lo había llenado de confianza y energía, además de que Spa es una pista que le gusta mucho. Por eso se proponía darlo todo y disfrutar, como en cualquier otro fin de semana de competencia, con la intención de clasificarse entre los 10 primeros.

La carrera apenas empezaba. Correa partía en buena posición y tenía grandes expectativas de conseguir otro podio. El circuito de Spa-Francorchamps es conocido por sus vueltas rápidas y por sus cambios repentinos de altitud. Uno de ellos es la zona conocida como Eau Rouge, donde los autos ascienden y descienden a altísimas velocidades.

En la vuelta 2, el primer pelotón encaró la subida sin problemas. Sin embargo, en el segundo pelotón el francés Giuliano Alesi (hijo del famoso piloto de F1 Jean Alesi) perdió parcialmente el control de su bólido y obligó a su compatriota Anthoine Hubert a irse contra las protecciones para evitar la colisión.

Desafortunadamente, al chocar contra las barreras el auto de Hubert rebotó y quedó cruzado en la parte derecha de la pista. Cuando llegó al lugar de la colisión a gran velocidad, Correa pisó una pieza desprendida del auto de Hubert y perdió el control de a dirección y los frenos de su monoplaza. Por ello embistió el auto del francés en la parte central del costado izquierdo.

La violencia del impacto causó el fallecimiento de Hubert y un aparatoso volcamiento del Sauber de Juan Manuel, quien sobrevivió milagrosamente. Sin embargo, la fuerza del impacto destrozó la parte inferior de su pierna derecha, además de provocarle fisuras en vértebras y una costilla, además de otros daños internos. Su condición, aunque estable, resultaba crítica.

A partir de entonces, se ha sometido a varias cirugías que forman parte de un largo proceso de recuperación enfocado en reconstruir su pierna, devolverle casi ocho centímetros de hueso perdido y lograr que su movilidad sea lo más normal posible.

Sin embargo, Correa siempre deseó más que eso, pues nunca perdió el deseo de volver a subirse a un monoplaza para competir al más alto nivel.

Al hacer un balance de lo sucedido, Correa señaló que tener una experiencia cercana a la muerte lo ayudó a comprender muchas cosas, pero no lo apartó de sus objetivos profesionales. Su sueño sigue siendo luchar por un puesto en el gran circo de la Fórmula 1, con el apoyo de su familia, de los aficionados y de sus socios estratégicos, como el Grupo Noé.

“Creo que hoy soy una persona más agradecida, positiva y feliz en general. Solo cuando estás tan cerca de la muerte eres capaz de vislumbrar todo como una segunda oportunidad. Profesionalmente un accidente no te deja mucho, por supuesto. Uno no va a ser mejor piloto después de un choque, pero tampoco he tenido un impacto psicológico que me haga desistir de seguir compitiendo”, le dijo a NEWS hace unos meses.

Gracias a su determinación, Juan Manuel pudo acelerar su proceso de recuperación, al punto de que en mayo pasado regresó a la Fórmula 3 de la mano del equipo francés Art Grand Prix. Para la presente temporada no tiene objetivos de rendimiento específicos, pues considera que lo más importante es volver y luchar para alcanzar el nivel que tenía antes del accidente.

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Fernando Robayo

Licenciado en Comunicación Social. Periodista especializado en el sector automotor desde el 2004. Apasionado por los motores montados en vehículos de dos y cuatro ruedas.